El mundo del emprendimiento nunca ha sido, ni es fácil. El camino, que ya es tortuoso de por sí, se complica cuando tratas de innovar y re_evolucionar el mundo corporativo desde el arranque y de la mano del capital riesgo. Además, la situación se convierte en toda una aventura si, en lugar de hacerlo a los veinte años desde un garaje, te lanzas a emprender a los cuarenta (o más), desde el sofá de tu casa armado solo con una hoja de Excel y una presentación de PowerPoint.

El protagonista de nuestro último re_encuentro hizo todo eso y le salió bien. Se trata de Liborio Porteros, CEO de Atenoil, que ha sido recientemente adquirida por la multinacional italiana ENI. Este exit, recuperando la inversión inicial y obteniendo ganancias, era el objetivo inicial de Atenoil hace ocho años. Pero en el camino han sucedido muchas cosas y Liborio nos habló de ellas con transparencia y alto valor
en sus aportaciones.

Un contexto difícil, un mercado estable, pero de transformación integral

Con un trasfondo de pandemia mundial, de crisis de suministros, con dos conflictos armados en Ucrania y más recientemente en Israel/Palestina, la actividad empresarial puede parecerse mucho a un campo minado. En el sector de los combustibles fósiles, además, no coloca las iniciativas como las de Atenoil entre las mejor valoradas por el público no conocedor —a pesar de su compromiso y su incontable trabajo en áreas ESG—.

Liborio nos contó cómo aterrizó en el mercado: “empezamos hace ocho años y medio con una idea muy clara, que era entrar en un mercado muy maduro y muy estable (…), pero nos hemos encontrado con una pandemia, crisis energéticas, guerras internacionales y todo tipo de fenómenos atmosféricos como, por ejemplo, la borrasca Filomena. Unos problemas que hemos ido solventando dentro de un plan de crecimiento con nuevas líneas de negocio que, por una parte, hicieran el negocio más sostenible y, por otra, siguiera las líneas de los inversores, que eran más o menos agresivas y con crecimientos de doble dígito”.

Estrategia

Uno de los muchos méritos de Atenoil ha sido, como nos confesaba el propio Porteros, plantearse una estrategia apoyada, entre otras cosas, en los servicios, una hoja de ruta a seguir.

Todo ello obviando la capacidad, los recursos y el músculo de los grandes actores de la industria, que apenas llegan a la media docena en nuestro país, muchas veces con estrategias opuestas. “Me siento especialmente orgulloso”, decía, “no solo de poder plantear la estrategia, sino de lograr ejecutarla en un escenario de muchos cambios tecnológicos, de hábitos de consumo coyunturales y de todo tipo. Y no
todos han funcionado, ojo; hay que decir que algunos han sido fruto del ensayo-error. Pero estoy muy orgulloso de lo que hemos logrado como equipo”.

La importancia del equipo, la cultura corporativa y la metodología agile

Atenoil ha destacado por el equipo humano que le ha sostenido todo este tiempo. No es una afirmación baladí, como suele ocurrir cuando se escucha en boca de muchos CEOs, que dicen lo que se espera de ellos. Es que esta afirmación se la han hecho competidores mucho más grandes que Atenoil al propio Liborio.

Por ejemplo: Atenoil pudo adaptar, en un contexto complicado para todas las empresas del sector cuando el gobierno central implantó un descuento de 20 céntimos por litro de gasolina, toda la tecnología necesaria para aplicarlo, reflejarlo en facturas o tickets y notificarlo a la administración para su abono en días e, incluso, en horas. Algo imposible sin un equipo humano capacitado y comprometido.

Invertir en tecnología, sin perder de vista las necesidades reales

A la hora de hablar de digitalización, de innovación tecnológica y transformación, Liborio coincidió con nosotros a la hora de contemporizar. “No siempre es imprescindible transformar de manera integral el modelo de negocio y sus herramientas. No hace falta optar por la última solución o la más puntera. Sencillamente por aquello que funcione en el caso concreto. No importa si la transformación digital se apoya en macros de Excel, aunque el equipo IT se eche las manos a la cabeza, si la transformación es útil”.

El grueso del personal que conforma Atenoil continúa la aventura bajo un nuevo prisma, aunque comprometidos con los valores y fortalezas que los han traído hasta aquí. Mientras, Liborio piensa en sus próximos retos, de los que, seguro, sabremos pronto.